jueves, 23 de octubre de 2014

El Principe Rana

  
Erase una vez una princesa que, jugando en el jardín, dejo de caer al pozo una pelota de oro. De repente salió del agua una horrible rana que dijo:
_ No llores princesa. Si prometes sentarme a tu mesa, darme de comer en tu plato de oroy acostarme en tu cama, te devolveré tu bonito juguete.
La princesa lo prometió y al instante la rana salio del pozo con la pelota de oro en la boca. La princesa le arranco la pelota y se puso a correr hacia su casa, olvidando su promesa. Aquella misma noche el rey celebraba una fiesta de honor de unos invitados. Cuando el banquete parecía mas alegre se oyeron unos golpes y una extraña voz croó:
_ Princesa has dado tu palabra y ahora debes complacer los deseos de tu rana.
La princesa aterrorizada, pidió ayuda a su padre; pero el rey dijo gravemente:
_ La palabra real debe ser mantenida.¡Si has hecho una promesa, respetala!.
La pobrecilla no tuvo mas remedio de sentar a la rana en sus rodillas y comer con ella del plato de oro delante de todos. Le daba tanto asco que perdió el apetito.
Cuando la rana hubo comido hasta saciarse, croó:
_ Tengo sueño, ¡Llévame a tu cama!

La princesa huyo a su habitación, deseando dar  a la rana con la puerta en las narices. Pero esta se colocó entre las sabanas. La princesa, a punto de desmayarse, cogió a la terrible criatura con la punta de los dedos y la arrojó al suelo. Y entonces, maravilla un hermoso príncipe apareció repentinamente.
_Estaba bajo el encantamiento den un hada malvada _dijo _. Solo podia liverarme la joven que cumpliera todos mis deseos. Te agradezco de todo corazón que hayas roto el encantamiento.
En el cielo, las estrellas habían perdido su brillo cuando la princesa escucho el final de la historia del principie Rana. Estaba amaneciendo cuando se oyó llegar  una carroza.
_¡Aquí está Enrico, mi fiel sirviente!_grito el príncipe _. Nos conducirá a mi palacio a allí nos casaremos.
La princesa y su padre consistieron, pero  apenas la carroza  hubo partido, se oyo un ruido.
_!Enrico, se ha roto una rueda!_grito el príncipe.
Pero e fiel sirviente respondió:
         Crugido de alegría fue, mi señor.
         Cuando con magia fuiste embrujado,
         lazos de oro mi corazón ataron.
         Ahora que estas aquí, se  ha quebrado.
Y antes de que llegase la carroza a palacio, todos los lazos que ceñían el corazón del fiel Enrico se soltaron por la felicidad del regreso de su señor.

Fuente
365 cuentos para soñar  (Vratislav Stovicek/ Karel Franta)



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