domingo, 26 de octubre de 2014

El pastorcillo


¿Has odio hablar alguna vez del pastorcillo sabio? Sus ovejas eran tan curiosas que a duras penas conseguía  hacer frente a todas las preguntas. Sin embargo de este modo aprendió  en seguida a responder a todas las preguntas del mundo. Hasta que un día el rey empezó a oír a hablar de su sabiduría. Lo llamó a palacio y le dijo:
_Si sabes responder a tres preguntas te adoptare como hijo._ Y enseguida empezó_: ¿Cuantas gotas hay en el mar?
_Una pregunta realmente dificil, señor _respondió el muchacho_. Pero, si tu hicieras construir muros en todos los ríos del mundo, entonces el mar no aumentaría  y yo podría contar sus gotas para ti.
El rey no dijo nada  y pregunto otra vez:
_¿Cuantas estrellas hay en el cielo? 
El muchacho sacó de su camiseta  tres saquitos de semillas de amapola y las esparció por todo el suelo
_Hay tantas estrellas en el cielo como semillas de amapola  por el suelo, y ¡puedes contarlas tú solo!_ dijo.
El rey sonrió 
_Esta bien, pero ahora tienes que decirme cuantos segundos hay en la eternidad.
El pastorcillo respondio:_ Señor, al final de la tierra hay una montaña de diamantes, tan alta como una hora de viaje, profunda como una hora de viaje  y ancha como una hora de viaje. Cada cien años  un pájaro  llega a la montaña para afilarse el pico. Cuando se haya consumido toda la montaña, habrá pasado el primer segundo de la eternidad.
_Esta bien pequeño sabio _dijo el rey _te adoptaré como hijo.
_ Pero debes adoptar también a mis ovejas_dijo el pastorcillo. Y así fue.
Fuente
365 cuentos para soñar  (Vratislav Stovicek/ Karel Franta) 

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