No lejos de allí, vivía una vez un niño rico que un día encontró un árbol mágico .
-¡Que bonito!,¡Tiene que ser para mi!- exclamó y fue a casa a coger un hacha; después, cortó el árbol y lo planto en el jardín delante de su ventana.
El árbol le rogó y le suplicó, pero fue en vano; por eso, aquel año ningún niño tuvo regalo de Navidad .
El niño malo no veía la hora de que amaneciera para coger el árbol los regalos que deseaba, pero ¡cuál fue su sorpresa cuando vio el árbol seco y sin un solo regalo! Y descubrió además que el se había quedado mudo como un pez.
-¡No recuperaras el habla hasta que no me lleves otra vez al bosque y me riegues con tus lágrimas para que yo pueda reverdecer!- dijo el árbol. Aterrorizado, el niño llevó otra vez el árbol al lugar de donde lo había cogido y lloro hasta que sus lágrimas devolvieron el verdor a las ramas secas; entonces también recobro el habla. Corrió hacia su madre y dijo:- ¡No quiero ser malo!.
Ahora el árbol magico sigue encendiendose todos los años y aquel niño, cada año, va a enganchar a las ramas un regalo para los niños abandonados.
Fuente
365 cuentos para soñar (Vratislav Stovicek/ Karel Franta)
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